Todos los emprendedores tenemos algo de fenicios. Evidentemente trabajamos, en mayor o menor medida, por dinero. La pregunta es: ¿dónde empieza la ética y acaba lo crematístico?
Viene esto a que, en ocasiones, nos toca asesorar a empresarios o empresas, a los que el mejor consejo que les podríamos dar sería que bajasen la persiana y, bien por puro egoísmo, bien por no lastimar su ego, declinamos tal observación y seguimos en la rueda de la inoperancia.
Es difícil determinar cual es la actuación correcta. Yo soy de los que les aconseja cerrar (y a veces así me luce el pelo), aun reconociendo que debe ser duro que alguien externo a tu entorno, sólo bajo la frialdad de los números, te aconseje poner fin ( a veces de forma definitiva) a lo que en una etapa de tu vida ha sido tu proyecto, tu ambición, tu tesoro…
He colocado una encuesta, para saber vuestra opinión. Nunca es tarde para dar marcha atrás.
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