sábado, 14 de mayo de 2011

Los alternativos

 
El artículo 16 de la Constitución Española establece la libertad de culto, así como define el carácter aconfesional del Estado español.

En consonancia con ello, los Colegios Públicos, es decir, los sufragados al 100% con fondos de las arcas públicas, deberían ser consecuentes con el dictado constitucional y dedicarse a impartir una enseñanza laica. Advierto de antemano que una enseñanza laica no implica exenta de valores, pues, en ocasiones, parece ser que los valores van indisolublemente unidos a la religión. Soy consciente que la gran mayoría de la población española, unos por convicción y los más por tradición, “profesa” la religión católica. Soy profundamente respetuoso con ello, pero así como el lugar para practicar deporte son los pabellones o centros deportivos, el lugar para practicar la fe deberían ser las Iglesias, no los centros educativos.

Viene esto a que el estado actual de la situación es el siguiente. Tengo una hija de 9 años, y hemos optado por procurarle una educación exenta de religiones, marcada por el respeto estricto a todas las creencias y la fe en el ser humano y en sus posibilidades, conscientes que cuando pueda y quiera elegirá lo que su conciencia mejor le dicte.

Pues bien, hoy por hoy, en el Colegio Público 100% al que asiste, o eliges religión ( católica, por supuesto) u optas por una asignatura que algún humorista ha denominado “alternativa”, que consiste en “tenme entretenido una hora sin hacer nada de provecho”.

Ya he manifestado antes mi opinión hacia los lugares dónde debe ser impartida la religión, pero, si somos generosos, y permitimos la impartición en lugares laicos,  los que opten por religión debería ser a costa de “sacrificar” el ritmo normal del programa escolar, y, en cualquier caso, los “alternativos” deberían ser ellos.




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